La evaluación dentro del Contexto Educativo en México.


Hablar de evaluación en México en estos tiempos, es arriesgarse a asumir posturas radicales o permisivas que pongan en tela de juicio las perspectivas o preferencias políticas. La situación política que priva en nuestro país, obliga a asumir una postura objetiva y pragmática que se enfoque principalmente a aspectos meramente educativos.  

Si partimos de la idea de que la evaluación es solamente parte de un proceso que utiliza la educación para poder “medir” los aprendizajes, estaremos en un punto de vista que no logra enriquecer al mismo proceso evaluativo, ya que “medir aprendizajes” no es el fin último de la educación ni es una postura moderna. Hablar de educación es hablar de futuros, de pasados, es hablar de la comparación entre nuestro pueblo y otros, es medirse en función de diversos elementos radicales que abandonan al ser humano en su individualidad y lo enmarcan en el mundo global. ¿Para qué se evalúa? Pues se evalúa por que es necesario establecer calificaciones que sirvan de comparativo con otros grupos y así poder tener características productivas mejores y más hábiles en diversos procesos, desde la mera instrucción hasta el desarrollo de nuevos conocimientos, habilidades y técnicas (tecnología) que permitan crear innovaciones en el grupo o ambiente en el que se desenvuelven los individuos.

Se evalúa para que los contenidos de lo que se enseña puedan ser reestructurados, ya sea los contenidos en el estilo de la enseñanza o los contenidos en el currículum mismo. Un ejemplo claro de esta última postura, puede ser cuando se realiza una evaluación diagnóstica, ya que permite observar y posteriormente reestructurar conocimientos adquiridos anteriormente estableciendo medidas correctivas que permitan la adquisición de nuevos conocimientos bien fundamentados. Poder evaluar tiene también una función predictiva que permite prever panoramas y acciones futuras para encaminarse a orientar procesos y se logren alcanzar los objetivos esperados.

En México, hablar de estas funciones de la educación, rebasa muy por encima, los límites de la incredulidad ya que somos testigos de la poca calidad en la enseñanza, no así de los contenidos que nos imparten en las escuelas, pero sí de la inoperatividad de aplicación de esa información. ¿Por qué ahora la especialización, la especificidad en los tópicos de estudio? ¿Por qué ahora no es fácil que el estudiante construya a partir de información global, de información humanista y/o filosófica? Pues porque los contenidos de la enseñanza se están avocando cada vez más hacia el saber hacer, hacia el saber ejecutar sin la noción del porqué, o sea la educación no se orienta hacia el saber porqué hacer o porqué ejecutar. De esta manera, los procesos de evaluación actual, no consideran esta problemática, solamente consideran si el estudiante es capaz de “hacer” aunque no sepa porqué.

El sistema educativo nacional declara en sus estructuras una reforma curricular plagada de objetivos hacia la calidad, hacia la integración, hacia la equidad… y para esto, tiene que valerse de diversas políticas o líneas de acción. Estos lineamientos están intervenidos permanentemente tanto en la educación pública como en la privada por pronunciamientos políticos, demagógicos y económicos que poco apoyan a la educación en sí misma, y la vuelven un instrumento de control y represión social. De esta manera, cuestiono la utilidad de la evaluación docente, ya que pretenden identificarse las  deficiencias, la falta de competencias profesionales y el desempeño de los docentes, pero desde una plataforma irreal que no considera la utilidad de la educación en cuanto a la manera de construir realidades, sino de insertar al grueso de los ciudadanos en un ámbito productivo y no emancipador.

La actual discusión acerca de la evaluación docente ha desatado una moda acerca de los procesos de evaluación en general, ya que ahora se voltea a ver a cualquier cosa que se haga llamar “evaluación” porque ahora es un tema de moda. Evaluar a los estudiantes en la prueba ENLACE, evaluar a los profesores, evaluar a los egresados, evaluar rendimientos, evaluar validez, evaluarlo todo. Pero qué “valor” tiene en sí, la evaluación misma, cuando por mucho tiempo, nos hemos dado cuenta de que los procesos educativos se han demeritado tanto, que los estudiantes ahora son más débiles, más propensos a la manipulación, más necesitados de especializaciones porque ahora los conocimientos generales no le proveen de herramientas específicas en la producción. 

Utilizar a la educación en un ambiente de comparaciones y objetivos a niveles globales, puede ser  un buen inicio si en realidad se miden los logros no en cuanto a las fuerzas productivas en fábricas o en empleos menores, si no en cuanto a la generación de egresados capaces de transformar realidades y no simplemente reproducirla; utilizar un parámetro global, es un génesis adecuado que debiera dotar de competencia y lucha continua a los estudiantes de nuestro país. Sin embargo, lo que ocurre es que ni los estudiantes son más aptos, ni más hábiles, ni más exitosos, por ello es de llamar la atención que en el proyecto de Evaluación Universal se realice la enunciación de “… diseño y desarrollo de políticas educativas que tengan el efecto deseable en el aprendizaje de los alumnos y en la calidad del sistema educativo”, de tal manera que cuál será ese efecto deseable, si los estudiantes son obligados  a aprobar en todos los niveles educativos sin demostrar conocimientos ni competencias suficientes, cuál será ese efecto deseable si las reformas educativas no han alcanzado al desarrollo de la tecnología, cuál será ese efecto deseable si no se tiene claro el rumbo del país mismo.

En resumen, esta evaluación de la educación en México, no permite replantear la educación, ni sus procesos de manera útil, emancipadora y desde el plano de la realidad y las necesidades sociales, culturales y económicas de nuestro país, es un proceso de evaluación que solamente asigna juicios sin bases que permitan calificar a los estudiantes como aptos para la transformación de la realidad. Cuando los procesos de evaluación en nuestro país, sean integrales y de acuerdo a las necesidades, se podrá vislumbrar un futuro ajeno a la subyugación, ajeno a la manipulación de conciencias, se podrá vislumbrar un futuro de esperanza, que logre enfocar los esfuerzos, las habilidades, los conocimientos y los sueños de los estudiantes para lograr crecer junto con el espíritu de nuestra nación.

Fuentes de información:

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Como bien señaló alguna vez el Dr. Pablo Latapí "una educación de calidad será la que nos estimule a ser mejores y nos haga comprender que todos estamos necesitados de los demás" pero no para que nos evalúen, habría que fomentar la autorregulación personal, social, institucional...

Faviola Martínez dijo...

La evaluación adopta la forma de la perfección del individuo , desde el momento que lleva a cabo una acción, al no cumplir las funciones va emitir un juicio. Los procesos llevan a cabo métodos de recolección de información emitiendo recomendaciones. Hoy, gracias a la evaluación han cambiado. Antes las grandes decisiones se tomaban de un proyecto o programa que tuviera un emprendimiento o hacia un efecto deseado, era un procedimiento de evaluación y como resultado los efectos del gasto público, un proyecto fallido, una baja producción académica. El modelo debe basarse a las necesidades del alumno para así generar evidencias significativas.

Sergio Angel Guillén dijo...

Gracias Faviola.

Neftali dijo...

El tema de la evaluación educativa es un paradigma , ya que como sabemos el sistema siempre tendrá deficiencias, solo busca obtener cifras los resultados lo son todo, en ocasiones no le interesa saber el proceso, sin embargo la evaluación es necesaria. retomando los puntos de la publicación concuerdo en que algunos proceso de evaluación no toman en cuenta la parte pensante y critica, es un sistema de control mas que de evaluación, en un solo resultado no se puede medir tu habilidad o la inteligencia, recordemos que existen nueve tipos de inteligencia, desde mi experiencia profesional muchos métodos de evaluación no toman en cuenta la parte humanista, llevan un sistema mas de tipo conductista, la pedagogía a tomando en cuenta algunas deficiencias con respecto a la evaluación apoyándose con la teoría constructivista, esta en cada uno de los docentes comenzar con esta transformación dejando aun lado este panorama arraigado de la evaluación, para así poder darle esta nueva postura donde logre crecer junto con el espíritu de nuestra nación como ya menciona el profesor Sergio Ángel Guillen.

Yessica dijo...

Considero que la palabra evaluar lleva consigo un sin fin de propósitos que a nuestro pais le queda muy grande, por ejemplo las pruebas de enlace se realizaban para "evaluar" el conocimiento de los estudiantes pero realmente que pasaba después de eso ¿?…. nada, no había retroalimentación, mejoras o en su defecto cambios que ayudaran al estudiante a comprender el porque de una mala nota.
Sin embargo el pais se ah preocupado tanto en evaluar todos aquellos detalles de la educación desde los profesores, los alumnos, los métodos, pero realmente no se le da la importancia que tiene que tener.
Es de suma importancia evaluar desde diferentes puntos de vista; Habilidades, aptitudes, conocimientos etc. ya que una calificación no siempre te abrirá las puertas en el mundo laboral.

Rosalinda GM dijo...

La mayoría de las evaluaciones están hechas para saber quién memoriza mejor y no quién sabe más. Pareciera que el objetivo es ver quien tiene el número más alto sin importar la calidad y sobre todo sin reprobar (a todos los niveles). Hemos formado a muchos técnicos que hacen y no meditan, disfrazados de licenciaturas, sin demeritar las carreras técnicas, mas bien se han graduado licenciados en cantidad y no en calidad. La burocratización de la evaluación hace parecer que solo necesita hacer volumen en hojas, que no influyen en la toma de decisiones. Por eso como dicen por ahí: estamos, no los que saben más, sino lo que aguantamos más.

Elia Sánchez dijo...

La evaluación es un tema muy complejo donde podría haber muchos pros y contras vistos desde diferentes puntos, considero que es vital buscar una buena forma de evaluación si es que realmente queremos ver los puntos débiles que tenemos y así tomarla cómo lo que es, una herramienta clave para la mejora. Considero que la evaluación debería ser siempre continua y analizando siempre el entorno para poder determinar y establecer cuál es la mejor manera de evaluar a dicha área, ya que no se debería de evaluar de la misma manera a todas las personas, si no, se debería tomar en cuenta que influyen diferentes aspectos como son las habilidades, aptitudes, deficiencias, el lugar y la etapa que está viviendo de cada persona. Con esto concluyo que la evaluación debería ser enfocada en varios aspectos y no tendría que ser estandarizada y basada en números. En muchos de los casos una calificación no define la inteligencia y habilidades que posee una persona.

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