Imagotipo, isotipo, logotipo… ¿cuál es su diferencia?


Encontré en internet, un texto académico titulado: "¿Marca, logotipo, imagotipo...? El problema de la terminología en la definición de conceptos en el diseño gráfico" firmado por Felipe Estrella Sweeney. En ese texto se pretende hacer precisiones a la terminología utilizada acerca de la creación de imágenes representativas para empresas, negocios, productos, organismos públicos, etcétera. Hacer precisiones en cuanto a lo que debemos entender por Logotipos, imagotipos, isogramas, anagramas, etcétera parece ser la intención de dicho artículo, sin embargo, aprender esas clasificaciones es inútil, infructuoso, difícil y sin aplicación real. Ese análisis y recuperación de información es verdaderamente sabio y objetivo, sin embargo, no puedo decir que también resulte útil. ¿Por qué? Simplemente porque la realidad no requiere del uso de lenguajes técnicos para actividades que no lo requieren.
La ciencia establece taxonomías que son útiles cuando son descubiertas especies que no se conocían o sustancias y elementos químicos entre muchas otras cosas. Es más, los científicos están obligados a clasificarlo todo con una lógica propia de su actividad, porque así debe ser, porque de no hacerlo de esa manera, simplemente no podría relacionarse con otros conocimientos y quedaría excluido de dicha área científica.
El diseño gráfico no presenta esa problemática, es más, es ajeno a esos preceptos clasificatorios universales no por pertenecer a regionalismos o a ideas locales o culturales concretas, sino porque en el diseño no existen las universalidades ni la necesidad de ellas en la parte creativa y conceptual. Estoy hablando de la fase artística que tiende al valor estético. Los tecnicismos son sólo parte del trabajo mecánico o mecanicista propio de un pensamiento tecnocrático que no enriquece la práctica del diseño, si no que la complica o hasta mutila.
Es importante recordar también que los conceptos tienen que ver con la manera en que los individuos comprenden la realidad y forman su pensamiento. Mientras que una representación gráfica para una empresa, institución, actividad, etcétera, puede asumir diversas formas, no es útil clasificarlas o establecer una taxonomía con carácter científico, pues no existe una unidad de medida que valore la eficacia de dichos grafismos ni un método único que obligue a la utilización de Logotipo, Logosímbolo, isograma, isotipo, logograma, etcétera.
Como diseñadores debemos rescatar la esencia del diseño y su práctica, en lo que en otras áreas son llamados gremios donde incluso el lenguaje usado por sus integrantes debe ser propio de su actividad. Los médicos nos hablan con su metalenguaje al igual que los abogados y hasta los mecánicos. Los diseñadores tenemos nuestro propio lenguaje que adquirimos primero en la universidad y luego en la calle durante la práctica de la profesión. Ese lenguaje ayuda a mostrar la dignidad, seriedad y complejidad de la práctica. Pero en el caso de los términos que son motivo de este texto, no sirven más que para organizar el trabajo académico de un docente frente a su grupo.